
Octagunda
Raza: Humana
Carrera: Pastora venida a menos / Ladrona de ocas
Afiliación: Forzosa con los Greifenklaw
Crimen infame: Robo masivo de ocas durante la Schaffenfest de Bögenhafen
Descripción:
Octagunda es una mujer de complexión rechoncha, rostro sonrosado y expresión permanentemente satisfecha, como si acabara de comerse un pastel robado (probablemente lo hizo). Se volvió tristemente célebre tras intentar sustraer dieciocho ocas premiadas en plena Schaffenfest, provocando un caos tan monumental que se necesitaron cuatro flagelantes, un carro de alquimistas y el bendito interventor de un sacerdote de Sigmar para contener la situación.
Fue arrestada por el capitán Reiner Goertrin y, en lugar de colgarla o marcarla con hierro candente como dictaría la ley imperial, la obligó a pagar su deuda con la sociedad sirviendo como apoyo para el grupo de aventureros Greifenklaw.
Ahora patrulla, resopla y sobrevive, siempre con hambre, mal humor y una lealtad más delgada que el caldo de goblin. A veces lanza insultos a los skaven sin darse cuenta de que uno está en la misma habitación.
«¿Robo? ¡Era una liberación aviar! ¿¡Tú sabes lo que cobran por un huevo en Nuln!?»

Ulrike
Raza: Humana
Carrera: Bribona, recolectora de sobras y artista del queso
Afiliación: Socia vitalicia de Octagunda / Empleada sin contrato de Greifenklaw
Crimen infame: Hurto de queso y monedas de ofrenda en el Templo de Sigmar
Descripción:
Ulrike es la compañera inseparable de Octagunda, aunque claramente es la lista del dúo (lo que no es decir mucho). Más ágil, con sonrisa encantadora y manos rápidas como ratas de alcantarilla, Ulrike fue parte clave del fallido plan de escape en góndola durante la Schaffenfest.
Actualmente, los Greifenklaw deben pagarle semanalmente para que NO robe cosas del templo de Sigmar, lo cual ha generado cierta tensión con el sacerdote local, que ya ha considerado un exorcismo o, al menos, un soborno mayor. Usa su cuchillo de trabajo tanto para cortar queso como para “abrir cofres de limosnas que no estaban bien cerrados”.
«Yo no robo. Solo recojo donaciones no vigiladas… y les doy un uso gastronómico.»
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