Capítulo 3 : El Precio de la Herencia

Schaffenfest

Llegamos a Bögenhafen y la feria, la Schaffenfest, estaba en pleno apogeo. Los exteriores de la ciudad, entre la Puerta del Este y la Puerta del Postigo, estaban invadidos por corrales de ganado, tenderetes, puestos de comida y espectáculos de todo tipo. En el aire resonaban los gritos de los feriantes y vendedores ambulantes, creando una atmósfera bulliciosa y caótica. Era el lugar perfecto para encontrar productos exóticos, diversión e incluso un empleo.

Intentamos hablar con algunos guardias de la ciudad para que nos indicaran dónde encontrar el bufete de abogados, pero fueron muy malhumorados y no sacamos mucha información. Decidimos preguntar a algunos mercaderes que venían a la feria. Mientras caminábamos, pasamos junto a varios presos en cepos con carteles que indicaban «ladrón» o «estafador» colgados a su lado. La gente les arrojaba tomates y hortalizas podridas sin piedad.

Finalmente, nos dirigimos a la parte más humilde de la ciudad, donde se encontraba el bufete de abogados donde debíamos presentarnos para cobrar la herencia. Lian dijo que parecía claramente una trampa y Katya tampoco estaba muy convencida. Sin embargo, Tim y Úrsula aseguraron que gentes tan distinguidas como aquellas debían trabajar bajo una tapadera y que era perfectamente normal.

Hablamos con el notario que debía hacernos entrega de la herencia, pero al irse por la puerta trasera nos dimos cuenta de que habíamos sido encerrados. Los postigos de la casa se cerraron de golpe y una voz estridente gritó: «¡Quedáis detenidos por orden del Emperador! Kastor Aloisius Lieberung, Magister Impedimentae de la Mano Púrpura y su séquito!». Katya, que se había quedado fuera, recibió un golpe en la cabeza y se desplomó. Kovla, el perrito salchicha, estaba muy asustado y ladraba sin cesar.

De repente, sentimos altercados fuera de la casa, pero poco podíamos hacer encerrados. Finalmente, tras un crujido y sonidos de garras, conseguimos abrir la puerta. Fuera nos encontramos con una escena macabra: el cadáver de Adolfus Kaftus, el hombre de negro de la ballesta que nos había estado siguiendo durante días. Le faltaban varios órganos vitales, lo que nos heló la sangre. Ayudamos a Katya a incorporarse y salimos huyendo a toda prisa de vuelta al barco de Josef.

Al día siguiente, decidimos volver a la feria. Tim compró varias pociones y en la zona de animales, mientras Úrsula buscaba un arnés para su cuervo, nos cruzamos con el magistrado Heinz. Estaba junto a una gran jaula tapada con una lona y dos guardias conversaban con él. Al acercarnos, una especie de garra emergió de la jaula. Aunque el magistrado aseguraba que se trataba de una gallina enorme, los guardias no parecían muy convencidos. Nosotros tampoco. Tras un rato de conversación, conseguimos hacernos buenas migas con el magistrado y finalmente nos confesó que llevaba un hipogrifo en la jaula. Tim aseguró que encontraría a alguien dispuesto a comprar el animal.

Paseando por la feria, nos encontramos con un cuadrilátero de boxeo donde un hombre muy tatuado llamado Braugen «el Bruto» retaba al público. El maestro de combate animaba a la gente a apostar. Como el hombre tatuado parecía exhausto y la recompensa por aguantar en el cuadrilátero era cuantiosa, decidimos que Tim se enfrentaría a él. Katya apostó dos chelines de plata, mientras Lian se colocó bajo el ring para hacer sus cosas élficas y encantar una ballesta para que pareciera más cara. Tim logró derrotar al grandullón en solo un asalto. El público estaba a partes iguales asombrado y enfadado. Nos dieron nuestro bien merecido dinero y Lian finalmente salió de debajo del ring.

Más tarde, Katya, Tim y Úrsula decidieron visitar a una vidente. Úrsula, inquieta desde hacía días, se preguntaba si estaba siguiendo el camino correcto. La vidente les entregó una rosa profetizó en voz baja:  “La sombra emergerá de las entrañas de la ciudad. Oíd susurros en la brisa, pues os llevarán a la verdad o a la perdición. Buscad la rosa y os guiará en el sendero correcto».

En un intento de vender el hipogrifo, Tim y Katya visitaron la Zoocopea del Doctor Malthusius, un espectáculo de aberraciones con jaulas llenas de extrañas criaturas de todo el mundo. Mientras explorábamos, un enano mugriento pinchó una de las jaulas, lo que provocó que un goblin de tres piernas escapara. Nuestros héroes lo persiguieron y lograron atraparlo. El Doctor Malthusius nos agradeció la ayuda, aunque no estaba interesado en comprar el hipogrifo, ya que decía que esas bestias no eran de fiar. Tim, viendo que Úrsula y Katya tenían mascotas, decidió adoptar un hurón al que llamó Kastor.

Por la tarde, nos dirigimos al templo de Verena para buscar información sobre la Mano Púrpura y descubrimos que un Magister Impedimentae es un maestro de suministros. Luego, en el templo de Sigmar, Úrsula habló con Elsbeth Martillo de Brujas, su superior, informando de los sucesos de los últimos días. Le proporcionó información sobre la Corona Roja y recibió el encargo de seguir con esta misión secreta.

Las visiones de la vidente también nos llevaron a investigar la familia Teugen. Observamos los escudos de las familias mercantiles de la ciudad y encontramos que el que más se asemejaba a una rosa pertenecía a los Teugen. Su cabeza, Johannes Teugen, era un próspero comerciante que había estudiado en Nuln y, tras la muerte de su hermano Carl, había tomado las riendas del negocio familiar. Se decía que era un filántropo honrado y que incluso había adoptado un niño.

Al volver a la feria, el goblin de tres piernas volvió a escaparse y se metió en las alcantarillas. Esto provocó la detención del Doctor Malthusius. El alguacil de la ciudad nos ofreció un trato: si atrapábamos al goblin, ya fuese vivo o muerto, recibiríamos diez coronas. Sabíamos que nos esperaba una cacería en lo más profundo de la ciudad.

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